Lo que amamos y lo que odiamos de Marilyn: «Blonde».

Solamente el tiempo dirá si la controvertida “Blonde”, de Andrew Dominik, es realmente trascendente tanto para la figura de Marilyn, como para la historia del 7º arte, tan ávido de convertir en películas de culto sonados fracasos de taquilla o filmes vilipendiados por la crítica del momento. Hoy por hoy, y tras la amalgama de opiniones al respecto que le han dado demasiada mala fama, lo que tenemos es una exitosa pero criticada cinta, que tiene muy poco de biográfica, pero mucho de valiente ejercicio cinematográfico. Dicho ejercicio pretende esbozar un crudo retrato de un icono creado, no lo olvidemos, tanto por la industria como por el público, con un sinfín de trastornos mentales no tratados y llevados al extremo por el despiadado mundo de la farándula. Mal que le pese a los fans del mito, y a quienes esperen ver una biografía al uso, quienes se atrevan a ver “Blonde” se encontrarán con un desesperante filme de terror psicológico, que les dejará un sabor de boca tan amargo que difícilmente lo podrán olvidar. Pues ese es el gran mérito del filme de Dominik: Es impactante. Pero impactante de verdad, porque lo que hace es poner ante nosotros un terrible y díscolo cuadro, de esos que nos obligan a apartar la mirada, pero que acabamos sufriendo en lo más profundo del corazón.


ORIGEN

El germen de la película lo encontramos en la novela del mismo título, del año 2000, de Joyce Carol Oates. Una novela que fue un gran éxito de ventas, dejando claro en todo momento que lo que contaba era una historia semi-ficticia. Y es que al parecer, poco importó en su momento lo que era verdad o mentira del texto de la premiada literata, pues lo que a los lectores les cautivó fue el trasfondo de una dura historia que utilizaba la figura del mito hollywoodense como reclamo y apoyo. Resulta muy destacable el hecho que el a la postre director de la película, además de guionista, sea fan de Marilyn, y que además llevara desde el 2010 intentando sacar adelante el proyecto.


RODAJE

El rodaje de “Blonde” no llamó la atención más que por ver caracterizada a la bonita y talentosa Ana de Armas como la famosa Marilyn Monroe. Que el equipo lo formara gente muy profesional, que Dominik dejara claro desde el principio que iba a contar una historia diferente, y que la distribución estuviera dando no pocos problemas aún antes de comenzar, parece que no fueron suficientes pistas para indicar que “Blonde” iba a ser un verdadero puñetazo en la cara al respetable, a la industria del cine, e incluso a los fundamentos de la sociedad occidental. El atrevimiento de Dominik costó caro, pues la película terminó siendo un gran estreno de Netflix, pero pasó de puntillas por salas y festivales, y eso pese a los esfuerzos por intentar hacerla un peso pesado en Cannes.


RECEPCIÓN

Como ya hemos comentado, “Blonde” hizo daño, mucho daño a quienes la vieron con la esperanza de ver una biografía al uso del mito. Por lo que, unánimemente, la actriz protagonista se llevó los mayores elogios del mundo, pero el director recibió unas críticas feroces. Dichas críticas, indudablemente, impulsaron la carrera comercial de la cinta, pero el boca a boca de quienes la terminaron viendo hizo que “Blonde” se convirtiera en un filme a evitar, en un filme maldito. Pues hay que ser muy valiente para afrontar el visionado de esta arriesgada película.


¿QUÉ CUENTA “BLONDE”? ¿POR QUÉ DUELE TANTO?

Lo que hace que “Blonde” haga tanto daño, es que habla, y desde el punto de vista absoluto de la protagonista, de algo con lo que convivimos diariamente pero que negamos de forma sistemática, tanto por miedo como por desconocimiento: La enfermedad mental.

Las enfermedades y trastornos mentales conviven en nuestra sociedad desde siempre, están totalmente instaurados, pero nos da pavor incluso hablar de ellos. Que una película nos muestre la forma en que lo vivió una celebridad, y más de la envergadura de Marilyn, es algo que no queremos ver, ni mucho menos sentir. El gran acierto de Dominik es que logra hacer una maravillosa y terrible distorsión de la realidad, tan sutil como demoledora, para hacernos partícipes de la pesadilla de una mujer que no pudo escapar de su propia psique, que vivía atada a los deberes de la fama, además de los de un explotador y patriarcal Hollywood, y que terminó reventando a todos los niveles, hasta terminar por dejar el mundo de los vivos.

Cada vez es mayor el número de expertos que coinciden en que Marilyn recibió un sinfín de diagnósticos erróneos, y que lo que padecía era un poco conocido trastorno llamado “Trastorno Límite de la Personalidad” (TLP), también llamado “personalidad borderline”. Muy probablemente, con el diagnóstico y tratamiento adecuado, el devenir de la vida de la estrella hubiera sido otro. Otros famosos del mundo del celuloide que también padecen TLP y que, con sus altibajos, mantienen vidas saludables y dignas carreras profesionales, son Angelina Jolie, Jean Claude Van Damme o Winona Ryder. Por cierto, que Jolie y Ryder protagonizaron el filme de 1999 de James Mangold “Girl, Interrupted”, basado en la autobiografía de la escritora, también diagnosticada con TLP, Susanna Kaysen. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Resulta curioso que uno de los productores de “Blonde” sea el ex-marido de Angelina Jolie: Brad Pitt. Posiblemente, un gran conocedor del trastorno.

El tiempo, y más si la sociedad se abre al tema de la salud mental, pondrá a la debatida película en su lugar. Por mi parte, la recomiendo sin tapujos a todos los valientes que quieran sentir un poco del pavor que experimenta una persona con trastornos mentales no tratados y que, en el caso de Marilyn, estaba encorsetada por todo aquello que se esperaba que fuera y que no tenía porqué ser: Una niña, una estrella y una fulana. Porque lo que quería y se esforzaba por ser era una persona normal. En su caso, una mujer respetada como actriz. Quienes la vean y sufran con la protagonista, sin duda la habrán entendido mejor que los sesudos críticos, tan dados a opinar y criticar incluso sobre lo que no conocen ni quieren conocer. Y bienvenidos entonces al club de los que vemos o intentamos ver un poquito más allá, a través de la cortina, que a veces con sus bonitos y vacuos dibujos no muestra la dura pero necesaria realidad.


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