Videojuegos de los 80: Licencia para plagiar.

Hubo una época, los años 80, en la que España fue una gran potencia en cuanto a software de entretenimiento. Una época en la que modestas compañías, gracias a la ilusión y al gran trabajo de jóvenes y esforzados programadores, colaban sus videojuegos entre los más vendidos del mundo, plantándole cara a poderosas internacionales de la talla de Ocean o Konami. Esa época, llamada comúnmente La Edad de Oro del Software Español, trajo infinidad de logros, aunque algunos de ellos consiguieran serlo casi que de puntillas debido a los vacíos legales, o mejor dicho, a las fechorías que perpetraban algunos de sus responsables en pos del éxito. Y es que ya durante esos años tan creativos, la adquisición de una licencia aseguraba buena parte de las ventas. Así pues, no era de extrañar que la mitad de los títulos de las estanterías de los grandes almacenes, para los añorados Spectrum, Amstrad, Commodore y MSX, estuvieran patrocinados por  estrellas del deporte, fueran conversiones de máquinas recreativas, o adaptaciones oficiales de películas. Y de esas adaptaciones, o mejor dicho, de las no adaptaciones porque se inspiraron sobremanera en éxitos cinematográficos pero nadie estuvo por la labor de pagar por los derechos, vamos a hablar. Más concretamente, de cinco títulos que se inspiraron de forma indecente en cintas muy taquilleras de la época, pero que debido a su extraordinaria calidad podrían no haber necesitado ese empuje, pues fueron juegos que además de ser auténticos superventas, recibieron todos los elogios del mundo. Hoy en día puede resultar extraño que nadie recibiera una demanda por plagio, o que los responsables de ese software no se dieran un buen batacazo de cara a hacer caja, pero fue con el paso del tiempo que no solo se definió del todo el asunto de los derechos y licencias, sino que se abusó de ostentarlas para hacer productos verdaderamente  mediocres que solo se sostenían por su nombre. Cosa que en esa época, por fortuna para todos, no ocurrió. Pues no solo los estudios cinematográficos no vieron resentido su estatus, sino que todo el mundo pudo disfrutar de unos videojuegos realmente impresionantes.


«ROCKY»

El éxito de «Rocky» (John G. Alvidsen, 1976) no solo hizo que la mitad de los jóvenes del planeta quisieran ponerse fuertes, sino que además propició que buena parte de ellos se quisieran pelear entre sí, en un ring o fuera de él. Y las compañías de software no perdieron la oportunidad. Pero no fue hasta 1985 que se publicó un juego de boxeo con el nombre del famoso potro italiano en la portada. Y lo hizo la, a la postre, compañía de videojuegos española más reputada del mundo: Dinamic. En ese año la compañía quería hacerse con un nombre en el mercado y ser un referente para los usuarios del popular ZX Spectrum, así que no dudó casi que en solapar los lanzamientos de sus, hasta ese entonces, dos títulos más ambiciosos: «Abu Simbel Profanation» (enésima recreación de las aventuras de cierto arqueólogo, también cinematográfico, encarnado por Harrison Ford), y el juego que nos ocupa.

El juego en sí no es más que una revisión del éxito arcade de Nintendo «Punch Out», pero con las limitaciones propias de la máquina de Sinclair. La gracia está en que pese a su sencillez resulta terriblemente adictivo, y en que todos los personajes (incluyendo el que maneja el jugador, que es el protagonista de la película) tienen un nivel gráfico sorprendente y están caricaturizados con mucho acierto.

Pese a que el artista que realizó la portada, el genial Alfonso Azpiri, cuidó de que el protagonista no se pareciera en absoluto a Silvester Stallone, los programadores no dudaron en mostrarlo bien grande en la pantalla de carga. La empresa que distribuyó el programa en el Reino Unido, Gremlin, sí que tuvo ciertos problemas con la ley, y tuvo que retirar toda una partida del mismo hasta sustituir el título de «Rocky» por el de «Rocco».


«SURVIVOR»

La empresa que siempre fue a la zaga de la todopoderosa Dinamic, fue Topo Soft, que desde el principio luchó por destacar no solo por la calidad de sus proyectos, sino además por su originalidad. Y muy original es su magnético «Survivor», que nos mete en la piel de “el malo”, es decir, del xenomorfo que liquida a casi toda la tripulación de la Nostromo en la imprescindible película de Ridley Scott «Alien: El Octavo Pasajero», de 1979.

En pleno éxito de la secuela, la versión bélica de James Cameron de 1986, «Aliens: El Regreso», que también tuvo adaptaciones (y muy buenas) al mundo del videojuego, la compañía española creó una original videoaventura en la que tú eras el villano. Aunque la misión fuera la de intentar seguir con vida en una nave que te era hostil, liquidando a sus insulsos tripulantes e intentando perpetuar tu especie, sin duda lo que más llamaba la atención era que, a todos los efectos, el antagonista eras tú ¡Pero tenías razones para serlo! Y es que, al menos en la película así se ve, el ser del espacio fue sacado a las bravas de su planeta, en el que se encontraba vegetando tranquilamente y sin meterse con nadie.

«Survivor» tuvo una discreta acogida, sin duda debido al tremendo impacto del filme del momento, tan lleno de acción, y es que el programa de Topo se basaba en la primera película, que era de genuino terror. Pero sirvió para cimentar las bases de la compañía y dejar claro a los gamers de la época que Topo sabía hacer las cosas muy bien.


«EL MISTERIO DEL NILO»

El tremendo éxito de las aventuras de Indiana Jones originó un buen número de imitaciones. La gran mayoría, simples entretenimientos muy poco trascendentes, pero algunos títulos sí que se hicieron con el suficiente gusto como para que hayan perdurado en el tiempo. Ese es el caso del filme de 1984, de Robert  Zemeckis , «Tras el Corazón Verde», y de su secuela dirigida un año después por Lewis Teague, «La Joya del Nilo».

Pues bien, dos años después, en 1987, la modesta pero talentosa compañía Made in Spain cogió prestado todo lo necesario y más del filme protagonizado por Michael Douglas para lanzar un magnifico juego de plataformas que hizo las delicias de los aficionados de la época: «El Misterio del Nilo».

La empresa que se hizo cargo del juego en el Reino Unido, Firebird, no quiso que le pasara lo que a Gremlin con «Rocky», y no solo cambió el nombre del protagonista, sino que también modificó su aspecto. Y todo ello pese a que hubo cierta negociación al respecto entre  la compañía de videojuegos y el estudio cinematográfico, que exigió una cifra desmesuradamente alta a los españoles para adaptar la película, además de poner varias y estrafalarias cláusulas para proteger, al parecer, la imagen de la estrella Douglas.


«LA ABADÍA DEL CRIMEN»

Si los responsables de «El Misterio del Nilo» no dudaron en inspirarse sobremanera en un filme de éxito para su magnífico videojuego, sus compañeros (habían colaborado anteriormente en otros proyectos) de Indescomp, hicieron  lo propio para parir el que está considerado por muchos uno de los mejores videojuegos de la historia. Tanto es así que, entre otros reconocimientos, forma parte de la Biblioteca Nacional de España: «La Abadía del Crimen».

«La Abadía del Crimen» es una sublime recreación de la célebre novela de Umberto Eco «El Nombre de la Rosa», adaptada al cine con mucho acierto por Jean-Jacques Annaud en 1986. Al parecer los autores, cuando le comentaron al literato la idea de hacer un videojuego basado en su obra, se encontraron con que éste era tan ajeno al mundo de la informática que se lo tomó a broma y, por consiguiente, no se llegó a ningún entendimiento. El videojuego, en forma de brillante videoaventura que sigue fielmente la historia original, resulta extraordinario a todos los niveles, pues tanto el apartado visual como el gráfico, así como su jugabilidad, son inmejorables. Lo más impactante, y lo que lo convierte en una verdadera obra de arte, es la atmósfera que logró recrear  y en la que consiguió sumergir del todo al jugador, en aquel ya lejano 1987. Hoy en día, «La Abadía del Crimen» es una auténtica pieza de culto, que estuvo tan adelantada a su tiempo que sigue causando respeto y despertando admiración, considerando a sus autores, Juan Delcán y el tristemente fallecido Paco Menéndez, auténticos genios.

El juego, cuya distribución inicial corrió a cargo de Opera Soft, ha tenido un sinfín de conversiones y remakes, estando vigente su versión en Java «La Abadía del Crimen Extensum».


«SOL NEGRO»

Un año después de la publicación del preciosita y ambicioso «La Abadía del Crimen», Opera Soft quiso repetir el éxito con un juego que se situó a años luz del estilo de éste: «Sol Negro».

Tomando como arranque la fantasía romántica de Richard Donner de 1985, «Lady Halcón», los programadores de «Sol Negro» crearon un frenético arcade de ciencia-ficción con doble carga (algo muy habitual en la época), que destacó especialmente por sus gráficos, pues no desmerecían en absoluto con respecto a la poderosa portada que realizó el ilustrador argentino Juan Giménez.

«Sol Negro» supo aprovechar lo mejor del guion de la película en la que inspiró, y además le añadió una buena dosis de armas futuristas y testosterona, lo cual entusiasmó a los chavales de la época.


ARTISTAS PROGRAMANDO, LISTILLOS PUBLICANDO

Se hicieron muchos más videojuegos, tanto patrios como extranjeros, que resultaron ser tan fieles a los guiones de ciertas películas, como ilícitos sus argumentos de cara a no pagar derechos. Pero éstos destacan especialmente no solo por lo descarado de su propuesta, sino también por su irreprochable calidad. Algunos ejemplos, además de los que ya hemos visto, son el entrañable «Alien 8», lanzado por Ultimate en 1985 y que se basa en la película “Naves Misteriosas” (Douglas Trumbull, 1972), el citado anteriormente «Abu Simbel Profanation», publicado por Dinamic en 1986 y que es una versión patria de «En Busca del Arca Perdida» (Steven Spielberg, 1981), o el furioso arcade de Data East, del año 1989, «Sly Spy: Secret Agent», que toma como punto de partida las dos cintas de James Bond que protagonizó Timothy Dalton, para luego convertirse en un sentido homenaje a toda la serie de películas de 007.

Ojalá, en muchos más ámbitos, se antepusiera el buen hacer al tema de las licencias. Sin duda, los consumidores finales lo disfrutaríamos como disfrutamos en su día de esas maravillas de la programación, que por mucho tiempo que pase, siguen siendo tan inspiradoras como divertidas.


Para la elaboración de este artículo se han consultado las siguientes fuentes:


Si quieres ampliar información sobre videojuegos vintage, no dudes en visitar la página de Facebook «LA EDAD DE ORO DEL SOFT ESPAÑOL Y RETROINFORMÁTICA»:

https://www.facebook.com/profile.php?id=100063740900956

11 comentarios sobre “Videojuegos de los 80: Licencia para plagiar.

  1. No es enteramente cierto que se nos pasara pagar licencias, en unos casos se negaron directamente «léase Tron-Zona 0» en otros tuvimos «Gremlins 2» y en algún otro como «El misterio del Nilo» «La Abadía del crimen» o no se llegó a un entendimiento o simplemente pedían una cantidad tan abusiva que ni vendiendo cientos de miles de copias era rentable… ahora podéis escribir lo que os plazca, cada cual tiene su visión, aunque sería bueno no sólo documentarse con páginas de internet si no preguntar a los propios integrantes de aquella época y o las compañías. Un saludo -Borrocop- miembro de Topo soft. y de aquella época de Oro del soft. español

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    1. Un placer que una eminencia en el tema que nos ocupa, se haya interesado por el blog. Dicho blog, muy modesto, solo pretende dar a conocer historias y anécdotas, compartir opiniones, y entretener. Sería un placer contar con colaboradores de tu nivel, pero en mi modestia, ni me planteo hacer entrevistas o similares. Aunque he de reconocer que uno de mis artículos cuenta con el asesoramiento de una reconocida historiadora. Te animo a proponer ideas. Serán muy bien recibidas.
      Por cierto, mi querido «Zona 0» se ha quedado fuera porque ya en el año en que se lanzó, los 8 bits que tantas maravillas habían visto y cuyos juegos no licenciados forman el groso de la colección, estaban languideciendo.
      Y sí, «Gremlins 2» es una historia que merece su propio artículo.
      Importante: En ningún momento se ha menospreciado la labor de los programadores de la época, sino todo lo contrario, se ha ensalzado. Quien esto suscribe es un ferviente admirador de toda «aquella movida».

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  2. Bien querido amigo… espero que tu respuesta no sea sarcástica, no soy una eminencia, ni quiero serlo, simplemente viví en primera persona esto que comentas, aunque como crítica constructiva, veo el artículo como de prensa amarillista.
    Encabezas el artículo con un titular «Videojuegos de los 80: Licencia para plagiar.» que en principio ya entra de lleno contra aquellos que querían hacer sus propios juegos, léase «basados en» sea en películas, o en otros videojuegos como PACMAN («Mad Mix Game»).
    Me interesa la Historia de nuestro soft. por lo tanto leo todo lo que puedo, sean pequeños blogs como dices que es el tuyo, sitios donde participé como Computer Emuzone, El Mundo del Spectrum y un largo etcétera, la suerte de estar jubilado por un cáncer, algo bueno tendría que tener.
    Me alegro que te avale una buena historiadora, en mi curriculum verás que ayudé a crear el mayor portal de Historia en España, Artehistoria.net o com… ya hace años en dónde me codeé también con los mayores historiadores de este país y publicamos todo el Multimedia para las revistas del sector Descubrir el Arte entre otras tantas, no sólo de videojuegos he vivido, he sido redactor, y un largo etcétera de cosas.
    Como bien me pides, proponer ideas, te propongo que revises este buen artículo que escribes, aunque cojo por falta de datos, ya que si escucharas los audios de la serie «Cinco Duros» en donde mis coetáneos y compañeros de la Edad de Oro hablan, te darías cuenta que hay errores de peso en la exposición del tema…
    Ahora te pongo esto…. que has escrito tú «Esa época, llamada comúnmente “La Edad de Oro del Software Español”, trajo infinidad de logros, aunque algunos de ellos consiguieran serlo casi que de puntillas debido a los vacíos legales, o mejor dicho, a las fechorías que perpetraban algunos de sus responsables en pos del éxito»… ¿en qué te basas para decir esto? A veces las licenciatarias se negaban, no eran fechorías, había un trabajo detrás, hecho con mimo, con ganas, no es justo decirlo así, salvo queriendo amarillear la historia para «hacerla más interesante».
    Bueno no quiero que te sientas mal, ofendido, porque con las palabras se puede ofender sin querer, y a veces ofendemos y no nos damos cuenta, lo mismo éste ha sido tu caso.
    Sin acritud, me gusta el artículo, aunque hay puntos que ya te he comentado no puedo estar de acuerdo de ninguna manera… y un último consejo… un titular menos ofensivo para quienes trabajamos en aquellos tiempos, sin internet, sin librerías intentando asemejarnos a otros que no plagiarlos.
    Atte. Borrocop

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    1. En absoluto mi respuesta es sarcástica. Cuando he dicho eminencia, lo he dicho sabiendo muy bien con quien estoy hablando y con el máximo respeto. Tú y los tuyos habéis alegrado mis años mozos, y los de muchos, con vuestro arte, como digo desde el principio del artículo.
      Con respecto a mis fuentes, y concretamente al tema que nos ocupa, me he basado (ya que el post tiene mucho de artículo de opinión, y siendo así no es necesario citarlas, pero siempre es un punto a favor hacerlo) principalmente en el mundo previo a Internet, a cuando toda la información estaba en papel. Papel que conservo, pero al que por circunstancias no puedo acceder tanto como quisiera para hacer las consultas pertinentes (¡benditos pero fríos pdf!). Muchos de mis conocimientos sobre el tema, además de por haber sido un jugón desde mis primeros años de vida, y por formar parte de una familia apasionada de la informática (con miembros que se han dedicado a ello de forma profesional) vienen de ahí, de los libros y revistas de la época. Pero de vez en cuando, uno curiosea por la red para ver lo que puede encontrar, lo cual anima a los lectores a que hagan lo mismo y se interesen aún más por los temas que se tratan, sobre todo si son jóvenes y poco dados a la letra impresa. Sin ir más lejos, en un artículo dedicado a 007, cité unos libros sobre el famoso agente secreto que conservo como oro en paño, y que están totalmente descatalogados, porque bajo mi punto de vista son verdaderas biblias al respecto.
      Gracias por tus críticas y comentarios, que sin duda se tienen en cuenta.

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  3. Cuando leí «hubieron» casi me sangran los ojos. Es «hubo» hubieron no existe en español… El resto del artículo… Bueno me da la impresión de que no sabes de lo que hablas y que tendrías que haberte documentado bastante más…

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    1. Gracias por tu apunte al respecto de uno de los errores más frecuentes en la oralidad y en la escritura del idioma español. Dicho error ya ha sido enmendado y espero que tus ojos se hayan recuperado.
      Gracias también por leer con tanta entrega el artículo. Si no fuera porque hago el blog sin ánimo de lucro, además de porque siempre omites las comas, te propondría ser mi corrector ortotipográfico. Es que no podría pagar más de cinco duros. 😉

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  4. Tras leer tu entrada me ha quedado claro que podrías haberte documentado mejor sobre el tema. Tu «artículo» está lleno de medias verdades y datos no del todo correctos. El título tampoco es acertado y creo que no sabes qué significa plagiar. Desde luego si querías conseguir llamar la atención entre los aficionados al retrogaming lo has conseguido, pero no para bien me temo.
    Cuando no se sabe de algo mejor no hablar.
    Has menospreciado la labor de muchos proyectos y programadores de toda una época y, lo peor, con un tono de soberbia poco acertado.
    Respecto a tus respuestas a los comentarios críticos que has recibido… Uff mejor no digo nada ya que obviamente no sabes encajar que te digan que no has estado nada acertado en tu post.

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    1. Ante todo aclaro, por enésima vez, que en ningún momento se menosprecia la labor de los programadores de la época. Todos los que han leído el artículo, y de distintos ámbitos además, coinciden en que desde la primera hasta la última linea se ensalza su esforzado trabajo. De lo que no cabe duda es de que aquellos videojuegos fueron tan buenos, que aún hoy seguimos hablando de ellos. Y lo que yo, a modo personal, tengo muy claro, es que lo que hacía tiempo me venían diciendo muchos (algunos auténticas personalidades en el ámbito que nos ocupa) es del todo cierto: Esta pasión, la de los videojuegos retro, te descubre todo un mundo de víboras y nazis en cuanto dices una sola palabra que no esté consensuada con los artífices de que todo el movimiento se masifique para luego desvirtuarlo y monetizarlo. Muchos de esos que atacan sin piedad a todo aquel que no es de su secta, lo hacen o bien porque en su día (hace 40 años) vivieron de eso y quieren seguir sacándole jugo, o porque ante la falta de ideas y proyectos concretos se convierten en «creadores de contenido», que pretenden que sus podcast o canales de Youtube les hagan llegar a fin de mes. De los primeros aún se puede entender, pues fueron los verdaderos alfareros de nuestra historia del soft, pero los segundos dan algo de lástima, pues que los creadores de contenido vayan por el mundo como si fueran Caballeros Templarios, defendiendo la Tierra Santa a golpe de euro, da algo de risa.
      Y contesto ya con tan mala leche porque mi honesto, modesto y desenfadado artículo, que se hace SIN ÁNIMO DE LUCRO, ha hecho rasgarse las vestiduras a los mismos de siempre: A las víboras, a los nazis, y a los defensores de El Santo Grial. Sí, a todos esos que por su desmedido ego y/o afán de lucrarse, hacen que todo el movimiento se vuelva clasista y absurdo.
      Como bien dice un buen amigo mio: «Los videojuegos, videojuegos son». Que no lo olvide nadie.

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